Mascarillas y coronavirus: cómo funcionan, quién debe usarlas y por qué protegen de la infección
10:26 a.m.El coronavirus y su enfermedad, la COVID19, parece remontar en alarmas. Los nuevos contagiados y la preparación para una posible pandemia están propiciando la preocupación. Y con ella, el consumo de geles y mascarillas.
Sin embargo, la enfermedad, aunque grave especialmente en China, tiene una letalidad menor que la gripe. Su capacidad de contagio, por otro lado, sí que se ha mostrado especialmente importante. Aunque no resulte tan peligrosa para la población sana, lo cierto es que el control es la primera y más importante medida de defensa contra la enfermedad.
Mascarillas para el 2019-nCoV, ¿funcionan?
Las mascarillas son uno de los instrumentos más usados en la prevención de enfermedades transmisibles por gotículas. Hay que dejar claro que las mascarillas, en general, no sirven para eliminar las enfermedades transmisibles por el aire. Por suerte, el 2019-nCov, el coronavirus que nos atañe, no se transmite por el aire sino que viaja en las gotículas de saliva y otros líquidos corporales.
Esto convierte a las mascarillas en una buena barrera de defensa. Al menos, siempre lo ha sido contra la gripe, que se transmite, suponemos, con mecanismos muy similares. Pero, ¿valen todas las mascarillas? Esto no es fácil de contestar. El funcionamiento de una mascarilla depende de dos factores: el tipo de protección (el poro) y de cómo las llevamos puestas.
En general, todas las mascarillas son capaces de parar las gotículas, tanto si son exhaladas como si provienen de fuera. Es importante entender que la mascarilla debe asumirse como contaminada en todo momento, por lo que no debe tocarse o la protección no tendrá sentido. En cuanto a cómo las usamos, las mascarillas no rígidas son las peores, pero también las más baratas. Son de usar y tirar y podemos comprarlas en farmacias o en lugares como Amazon. Aunque pensemos que están haciendo su trabajo, las gotículas que viajan en las corrientes de aire pueden ser minúsculas y es bastante sencillo que se cuelen por los resquicios.
Por eso es mejor usar mascarillas rígidas o semirrígidas, cuya efectividad alcanza el 60% de retención de partículas externas. Estas también suelen ser desechables, como estas de Tekton, que también resultan bastante económicas. En comparación, las mascarillas activas ffp2 o ffp3, como estas de Lguo, con filtro, son las más efectivas, pero también caras y aparatosas. Algunas de estas, como las que tienen filtros de carbón activado, son capaces de retener los virus.
Para que la mascarilla funcione han de seguirse algunos patrones básicos de uso. La OMS aconseja lo siguiente:
- Manténgase a no menos de un metro de toda persona con síntomas gripales, y absténgase de tocarse la boca y la nariz
- Asegúrese de que cubre su boca y nariz, y anúdela firmemente para reducir al mínimo la separación entre la mascarilla y la cara
- Mientras esté utilizándola, evite tocarla: siempre que toque una mascarilla usada, por ejemplo para quitársela o lavarla, limpie sus manos lavándolas con agua y jabón o frotándolas con un pañuelito empapado en alcohol
- En cuanto la mascarilla esté húmeda, sustitúyala por otra limpia y seca
- No reutilice las mascarillas de un solo uso, deseche inmediatamente las mascarillas de un solo uso una vez utilizadas
Si seguimos estos consejos, podríamos contar con una buena protección contra el virus. Por otro lado, la OMS advierte que una mascarilla mal utilizada puede ser peor y promover el contagio.
¿Quién debe usar las mascarillas?
Una vez que tenemos claro qué utilidad tiene las mascarillas, queda por responder la siguiente pregunta: ¿quién debe usarlas? En el caso de la población, solo es necesario que la usen aquellas personas enfermas o en contacto directo con un entorno con probable infección. En el caso de los sanitarios es importante que muchos de ellos, si no todos, las usen en el entorno de trabajo.
También es comprensible que la empleen aquellas personas dentro del grupo de riesgo: personas mayores, inmunodeprimidas o con complicaciones. También se aconseja, por precaución, que las empleen sus allegados. Pero es importantísimo no caer en el frenesí. No todo el mundo necesita mascarillas. Es más, el pánico de la situación puede hacer que el suministro de mascarillas se vea resentido, como ocurrió hace unas semanas.
Esto puede provocar un problema grave en los entornos sanitarios donde sí son necesarias. ¿Por qué? Porque cualquier afección termina en un centro sanitario (o así debería ser). Además de los propios profesionales, también existen otros pacientes por los que hay que velar. Comprar mascarillas sin responsabilidad o sin necesidad es un error que puede costarle caro a aquella persona que sí que la necesite y no la encuentre en su farmacia.
Si las mascarillas son para los enfermos, ¿por qué la usan los sanitarios?
Como decíamos antes, al final las infecciones por virus terminan en un entorno médico. Y el coronavirus no es el único virus peligroso suelto por ahí. Las mascarillas, como decíamos al principio, pueden usarse para frenar el contagio si se emplean bien.
Cuando se trabaja con pacientes potencialmente infectados, o en situación de riesgo, y además se hace con un contacto directo, es imprescindible usar este tipo de medidas. Un sanitario contagiado puede resultar muy peligroso por el trato a pacientes. Por otro lado, nunca sabe qué se va a encontrar, por lo que la prevención comienza antes, incluso, de empezar con el diagnóstico.
Si perdemos a los especialistas dedicados a tratar la enfermedad nos encontraremos ante un problema mucho más difícil de tratar. Por eso, tanto por su propia protección como por la protección de los pacientes a los que atienden, los sanitarios, en general, siempre deben usar mascarillas.
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La noticia Mascarillas y coronavirus: cómo funcionan, quién debe usarlas y por qué protegen de la infección fue publicada originalmente en Vitónica por Santiago Campillo .
PUBLICADO ORIGINALMENTE EN VITÓNICA PARA VIDA SANA ECUADOR ---- Santiago Campillo
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