Ser sociable y perder peso…
3:16 p.m.Ponerse en forma tiene que ver todo con la dieta, con el ejercicio y muchísimo con tu ánimo. Y si tienes esos tres frentes en alto, pues buenísimo. Y no es por echarle más fuego a la sopa pero hay otro factor que tenemos que tener siempre en presente. Somos parte de un grupo social. Tenemos amigos, familiares, parejas y colegas de trabajo que de una en otra forma influyen en tu plan. Muchas veces es para bien, pero otras veces, no tanto. No es que lo hacen por mal, pero muchas personas de tu grupo social así entienda tus intenciones de pérdida de peso y mejoramiento de tu salud, no tiene que estar necesariamente en sintonía con lo que tú haces. Es así de duro y de simple.
Ahora, esto no es para echarte a llorar o mandar todo al carrizo porque no tienes el apoyo suficiente. Es simplemente un factor que debes tomar en cuenta y tener las armas preparadas para la pelea (no literal, nada de violencia por favor).
Pareja: Quizás estabas acostumbrado a comer esas cosas divinas y grasosísimas y azucaradísimas junto a tu amorcito en las noches. O durante todo el día. Y era parte de su rutina, de su complicidad de pareja. Claro que se puede sentir un poco por fuera cuando le digas que no coman pizza sino que mejor coman una ensalada. Más si él o ella no tiene ninguna intención de hacer dieta o perder peso (más de uno ha estado ahí, al lado de una pareja que traga y no engorda). Por supuesto que la solución no es terminar la relación ni obligarlo a ponerse a dieta a él también. Tienes que jugar un poco con darte ciertos gustos, y también hacer versiones saludables de platos de esos que sabes que se irán directo a tu cadera. ¿Tu pareja es un amante de las pastas? Acompáñalo, cómo no. Pero sírvete sólo la mitad de la porción y puedes llenar tu plato también con vegetales. Y hazle entender que si esto era algo de todos los días, ahora tendrás que hacerlo más de vez en cuando. Por tu bien juega con tu fuerza de voluntad. No lo obligues a comer algo que él no quiere, pero come lo que a ti te corresponde, sin alterar tanto la rutina.
Familia: Decirle que no a un plato que haga tu mamá es casi insultarla. Lo sé. Es como decirle que no sirve. Y Dios mío si es la suegra, prepárate porque lo que viene es guerra. Además que decirle a una persona que ese plato familiar que prepara con tanto amor es de todo menos sano, ¡uy! es como maluco. Pero en estos casos lo único que te salvará son tus metas y tu sinceridad. Háblale al miembro de tu familia sobre todo lo que le gusta su comida, y que si bien está en el top ten de tus preferencias (un poco de flores no te harán mal) ahora tienes unos objetivos muy claros e importantes que cumplir. Y eso es perder peso. Pon siempre en alto que es por tu salud, lo que hará más claro el camino.
Trabajo: En la oficina es donde hay más posibilidades de caer en las bombas de azúcar. Entre el cansancio, las largas horas y, por qué no, esos momentos en que tienes la mente en otra cosa pero no en tu labor, es un punto seguro para pecar con el dulce, el café con leche y galletas hasta las papas fritas. Pero la oficina es un buen momento para practicar tu “No” de manera firme sin ser grosero. Decirle que “no” a un compañero de trabajo es mucho más fácil que decirle que no a tu novio o amigos, pero te dará una práctica para cuando te toque decirles a ellos. Nadie se va a ofender porque le digas que no a una galleta con una sonrisa y sigas en tu computadora. Haz la prueba.
Amigas: Esto es durísimo, porque lo que más sienten tus amigas cuando tienes un plan distinto es abandono. Lo sienten cuando decides irte al cine con otras personas, con un novio. También cuando dices que prefieres saltarte el heladito de la tarde porque “estás a dieta”. Y afectar los sentimientos de tus amigas, te afecta directamente porque con los ánimos bajos, poco puedes alcanzar. Aquí también tienes que apelar a la sinceridad, y cómo no, al reclutamiento. Háblales de lo que quieres conseguir y que si, se les haría mucho mejor el camino si lo hacen juntas. No quiere decir que vayan a aceptar de una, pero quizás si les mueves las fibras. Las amigas que de verdad son leales te apoyarán, así no se unan a tu cruzada. Y si se alejan, pues aunque suene duro, quizás ni te hacían falta.
No te digo que va a ser fácil, porque es un proceso. No es una cosa pasajera, es un cambio de vida, algo que te va a acompañar por mucho tiempo. Y es importante que los que te acompañan vean que esto lo haces por ti, por tu salud, no por moda. Es para mejorar y por sobre todo, sentirte bien contigo misma.
*Imagen destacada cortesía de: pixabay.com
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Publicado originalmente en el sitio Web de Sascha Fitness.
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